[charla indistinta] [música de suspenso] [Sira] Una manzanilla, por favor.
[con acento inglés] [Alan] Con que cambiar el bolso una vez a su mano izquierda bastaba.
Bueno, es la primera vez que solicitan una reunión.
¿Qué ha ocurrido?
[Sira] Ayer le envié un mensaje por los cauces habituales.
He conseguido que la mujer del alto cargo me, me invite al baile de debutantes.
Supuse que querrían que aceptara y he dicho que sí.
[Alan] Ha hecho usted bien.
Su presencia ahí es muy buena noticia.
Lo comentaré con mis superiores y le daremos más instrucciones.
Pero no me ha llamado por eso, ¿verdad?
No.
Se trata de un asunto personal.
Un conocido está en apuros.
Sira, le advertí que no contactara con nadie de su pasado.
Fue un encuentro inesperado, de verdad.
[Alan] Lo lamento, pero no podemos ayudarla.
Bueno, pero, pero algo podrá, podrá hacer por mí.
Igual me podría dar un consejo.
Es mi amiga y necesita que le ayude.
Es más, tengo que pedirle que no se involucre en ningún asunto que no sea su misión.
Yo he hecho todo lo que ustedes me han pedido.
Y ahora solo le estoy pidiendo una cosa a cambio.
- No insista, por favor.
!¡Sira!
- Solamente le... Sira, puede que no lo parezca, pero toda la información que usted nos proporciona día a día desde su taller es vital para mucha gente.
Gracias a colaboradores como usted, tenemos la oportunidad de salvar muchas vidas.
Tal vez de cambiar el destino de Europa.
No puedo permitir que se ponga en peligro todo el entramado que hemos construido para usted solo por una persona, por muy amiga suya que sea.
Si lo piensa bien, comprenderá que tengo razón.
Volveremos a vernos el día de baile para darle sus instrucciones.
[música suave] [puerta se abre] [puerta se cierra] [solloza] [música suave ] [timbre] [mujer] ¿Sí?
¿En qué puedo ayudarla?
Buenas tardes.
Era amiga de Emilio.
Quería decirles que lamento mucho su pérdida.
[mujer] Gracias.
[Sira] Muy amable.
También soy amiga de Paquita, su viuda.
!¡Eduardo!
- Buenas.
- Hola.
Elías, no vengas aquí.
Vete a jugar con tus primos, anda.
Ha venido una amiga de Paquita.
Ustedes están cuidando a su hijo, ¿verdad?
Lo dejaron a nuestro cargo mientras ellos - estaban en el frente.
- Esto es un asunto familiar.
¿Quién le ha dado a usted vela en este encierro?
Paquita no se atrevió a volver a hablar con ustedes.
Creo que le amenazaron con denunciarla a la policía.
No estamos orgullosos de esa amenaza, pero haremos lo que haga falta para proteger a Elías.
Le recuerdo que también era hijo de mi hermano.
¿Una madre no tiene que estar con su hijo?
Su madre y mi hermano militaron en el Partido Comunista.
[Eduardo] ¿Realmente piensa que con su pasado se va a marchar de rositas?
Mire, no estoy diciendo que vayan a detenerla mañana ni la semana que viene, pero los dos sabemos que solo es cuestión de tiempo.
En algún momento, el régimen querrá ajustar cuentas con ella.
Y entonces, ¿qué será de mi sobrino?
¿No comprende que sería una irresponsabilidad devolverle al niño?
Por favor, señorita.
[música dramática] ¿Recibiste mi nota?
[Ignacio] Me la dieron en la recepción del ministerio.
No, gracias.
¿Qué es lo que quieres, Sira?
Antes de nada, pedirte disculpas.
El otro día nos dijimos cosas muy desagradables en mi casa.
Tienes razón.
Y gracias por haberme llamado.
Porque si me dices directamente en qué líos andas metida, los dos nos vamos a ahorrar un montón de tiempo.
Ignacio, no estoy metida en nada.
Tengo un taller de costura y ya está.
Entonces, ¿para qué me has hecho venir?
¿Hmm?
¿Te has quedado con ganas de recordar viejos tiempos?
No.
Necesito ayuda para un expediente.
Alguien con pasado en el Partido Comunista.
¿Sabes cuánta gente me llama para pedirme ayuda?
¿Y todos con la misma cantinela?
Solo porque trabajo en administración.
Pero tú eres del régimen.
Yo solo me dedico a acatar órdenes y a romperme los cuernos trabajando para sacar adelante a mi familia.
¿Tienes familia?
No lo sabía.
[Ignacio] Mujer y dos hijos.
Amalia, Ignacio y Miguel.
Y ¿sabes una cosa?
Nunca la he querido tanto como te quise a ti, Sira.
Ni mueve el culo con tu gracia cuando andas por la calle.
Pero siempre me pone buena cara en los malos momentos.
Y me abraza por las noches cuando tengo pesadillas.
Lo siento mucho.
¿Y para quién es la ayuda que necesitas?
No te lo puedo decir.
¿Para Ramiro?
¿Sigue siendo la querida de ese sinvergüenza?
Ramiro me abandonó.
Y, poco después, me enteré de que había muerto.
!¡No te creo!
Sigues con él, ¿no?
- No.
- ¿Entonces qué?
¿Para otro amante tuyo?
[Sira] Mira, Ignacio, déjalo, de verdad.
Pensaba que, a pesar de todo, podía confiar en ti, pero ya veo que me equivoco.
No te interesa ponerte chula conmigo.
¿Sabes que puedo hacer que te detengan y conviertan tu pasaporte marroquí en papel mojado y que te saquen del país con los ojos vendados?
Tu amiguito Beigbeder ya no está en el gobierno.
Te has quedado sin padrino.
Beigbeder ya no está.
Pero tengo contactos que ni te imaginas.
Las clientas para las que coso tienen maridos con mucho poder.
Y me podrían dar asilo político en media docena de embajadas, empezando por Alemania.
¿Te enteras?
Si estás tan segura de eso, ¿por qué estás temblando?
[música dramática] - Buenas tardes, doña Arish.
- Disculpa, doña Elvira.
¿Quién es el señor con el que estaba hablando?
Pues no sé, la verdad.
Me ha preguntado por alguien, pero debe de haberse confundido.
¿Pero estaba buscando a alguien?
No sé.
Una mujer.
De apellido Quiroga.
Yo le he dicho que en ese piso solo está su taller.
Disculpe, doña Arish, pero tengo mucha prisa.
[motor de auto] [campanadas] - [mujer] Adiós, buenas tardes.
- Buenas tardes.
Ay, hija, estamos deslomadas.
Esta tarde han venido todas las clientas a la vez a buscar los vestidos de sus hijas.
Niñas, ¿por qué no os vais a la cocina y os preparáis dos buenos vasos de agua con azúcar?
¿Qué tal ha ido?
Fatal.
- [Manuela] Vaya.
- Tenía usted razón.
Si Ignacio fuese el de antes, no habría puesto a un tipo en la puerta vigilándome todo el día.
Lo siento.
Y yo lo siento por Paquita, porque ya no se me ocurre qué más puedo hacer.
Sira, espera.
Todavía podríamos hacer algo.
Es una posibilidad remota, pero... ¿Qué?
¿Tú recuerdas la chiquilla esta que tenía problemas de adelgazamiento?
Sí, sí, sí.
Alba, la niña de la puesta de largo.
Sí, sí, me ha invitado su madre al baile.
Eso es.
Han estado esta tarde aquí y hemos estado charlando un largo rato.
Bueno, pues resulta que su padre es un pez gordo en el Ministerio de Justicia.
Algo así como la mano derecha del ministro.
¿Podría hacerte el favor de buscar el expediente de Paquita?
Es un favor un poco complicado para un desconocido.
Lo sé, pero no tenemos otra oportunidad.
Tiene usted razón.
No hay nada más que podamos hacer.
Inténtalo, hija.
Inténtalo.
[Sira] Descuide.
[música dramática] [Alan] ¿Me escuchas, Sira?
Sí.
Sí, sí, perdóneme.
Decía que necesitamos toda su concentración durante la puesta de largo.
La tendrá, no se preocupe.
Está bien.
Escuche.
Tiene que recordar un nombre: Manuel da Silva.
¿Quién es?
Un empresario portugués.
Hace negocios con muchos de los maridos de sus clientas.
Es todo lo que necesita saber.
Confiamos en usted.
No nos decepcione.
[música de waltz] Señorita Agoriuq, me alegro que haya podido venir.
Muchas gracias a usted por invitarme.
Por favor, es lo menos que podía hacer.
Alba está guapísima con su vestido.
Y tenía usted razón.
El arreglo ni se ve.
Me alegra mucho que esté contenta.
Porque me parece que voy a tener que abusar de su confianza.
Necesito pedirle un favor.
Claro, dígame.
En realidad creo que su marido es el que puede ayudarme.
Tengo entendido que es un alto cargo en el Ministerio de Justicia.
Se me cae la cara de vergüenza, pero... Tengo una amiga con un pasado complicado.
Ya, entiendo.
Mi marido suele ser muy comprensivo.
Lo mejor será que hable usted directamente con él.
- Se lo voy a presentar.
- Muchas gracias.
No hay de qué.
Pero vamos a tener que darnos prisa porque en realidad ha venido solo un momento a ver a la niña.
Esta misma noche viaja con el ministro para Alemania.
- Espere, voy a buscarle.
- Muy bien.
[música de waltz] Señores, señoras, a continuación presentamos a la encantadora señorita que hoy celebra su presentación en sociedad.
La señorita Alba María Moreira Arias de Villena.
[todos aplauden] Señorita Agoriuq, está guapísima.
Muchísimas gracias.
Usted también.
Sí, el vestido quedó estupendo.
No sabe cuánto me alegro.
[con acento alemán] Las niñas están guapísimas.
Los vestidos también.
- Son preciosos.
- La señorita Ingrid von Goethe.
[todos aplauden] La señorita Elena Gracia Sáenz-López Larrocha.
Desirée Fraserburgh.
- Está lindísima.
- Esá bellísima.
!¡Ay, qué guapa!
¿Y dónde vais a ir este verano de vacaciones, [inaudible] y tú?
Estábamos pensando en ir a Suiza.
Aunque tal vez vayamos a Estoril.
Un socio de mi marido es portugués y dice - que es una maravilla.
- Disculpen.
- Se llama Manuel da Silva.
- ¿Ah, sí?
También tiene negocios con mi marido.
- ¿Ah, do?
- Sí.
!¡Qué curioso!
Qué casualidad.
[música dramática] ¿Ha dicho Manuel da Silva?
- ¿Lo conoce?
- Bueno, no estoy segura.
Es que todos los nombres portugueses me suenan igual.
Si le conociera, no se olvidaría.
Es muy apuesto.
[ríe] Con perdón de nuestros maridos.
- ¿Tan guapo es?
- Es todo un seductor.
[Sira] Cuéntenme todo lo que saben de él.
¿Está soltero?
[música dramática] Marchaos, niñas, que os vais a quedar dormidas de pie.
Yo esperaré a la señorita.
- Hasta mañana, doña Manuela.
- Buenas noches.
Descansad.
[música de waltz] Perdone, por favor.
Estaba hablando con unas clientas y se me ha ido el santo al cielo.
Dígame que su marido no se ha marchado.
Lo siento, pero ha tenido que irse.
Ha apurado el tiempo todo lo posible para ver a Alba, pero no ha podido esperar más.
Perdone la indiscreción, pero ¿volverá pronto?
Estará fuera varias semanas.
Créanme que lo siento.
Gracias, de todas maneras.
[música de waltz] [puerta se abre] [puerta se cierra] [sonido de campana de reloj] [susurrando] Doña Manuela.
[Manuela] Ay, has vuelto, hija.
Pensaba que ya se habría ido a casa.
Ay, no, mujer, estaba muy preocupada.
¿Qué ha pasado con el padre de la chiquilla?
¿Has podido convencerle para que nos ayude?
Ni siquiera he conseguido hablar con él.
- Lo he intentado, pero... - [Manuela] ¿Pero?
Pero no lo he conseguido.
Yo creo que es mejor que lo dejemos como está.
[Manuela] Pero ¿qué le vamos a decir a Paquita?
No lo sé.
Mañana por la noche iré a hablar con ella.
Usted márchese ya a casa.
Y mañana tómese el día libre, que nos va a hacer muy bien a todas.
Te he dejado las cuentas en la habitación.
Tienes unos patrones muy curiosos.
¿Sí?
No tienen ni pies ni cabeza, sinceramente.
Ah, pero ¿sabes que son unos experimentos que estoy haciendo?
¿Usted sabe quiénes son los surrealistas?
- !¡Ay!
- Bueno, que no los estoy utilizando para hacer vestidos, de verdad.
Que solo los dibujo para entretenerme.
Tú sabrás, hija.
Bueno.
!¡Ah!
Han llegado bombones.
- Otra vez.
- !¡Ah!
Qué amables.
Supongo que serán de una clienta.
- Como agradecimiento.
- Ya.
Debemos estar haciéndolo muy bien porque últimamente llegan muchas cajas.
[Alan] Llega tarde.
He dado un rodeo.
Quería asegurarme que no me seguía nadie.
[Alan] ¿Tiene motivos para pensar que la siguen?
Usted me aconsejó que fuera precavida.
Hace bien.
Yo también lo soy.
La consulta del doctor Rico es un lugar seguro, pero no debemos tentar a la suerte.
¿Qué tal le fue...?
[Sira carraspea] ¿Qué tal le fue en el baile?
He conseguido información sobre Da Silva.
Lo más importante es que va a venir a Madrid.
¿Cuándo?
Pronto.
Lo he apuntado todo en un cuaderno para que no se me olvide nada.
[Amalia] !¡No insista!
No hay nada más que hablar.
[Manuela] Pero si ya le he pagado los atrasos.
[Amalia] Y dale, que no se trata de eso.
Yo le he prometido el piso a unos familiares.
Y le advertí que tendría que marcharse a finales de mes.
[Manuela] Sí, lo sé, pero necesito un poco más de tiempo.
Es que eso es imposible.
¿Usted quiere que hablemos claro?
¿Usted piensa que no sé que tiene escondido a alguien en el piso?
No trate de negármelo, ¿eh?
- ¿Cómo dice?
- Mire, en mi salón está pegando a su casa.
Usted me dice que vive sola.
Pero cuando no está en la casa, yo escucho ruidos.
[Sira] ¿Hay algún problema?
Ninguno.
Yo no quiero saber nada.
Y lo último, que quieran meterme en líos.
Pero si no dejan el piso mañana mismo, pues, llamaré a la policía.
[música dramática] Manuela.
¿Qué vamos a hacer ahora?
Tenéis que salir de aquí cuanto antes.
Yo no me fío un pelo de que esa mujer no se vaya de la lengua.
Y de esperar a mañana nada, ¿hmm?
Esta misma noche nos vamos las tres juntas a mi casa.
!¡Ay!
[música dramática] Perdona, ¿tenéis fuego, por favor?
[música dramática] Gracias.
[música dramática] [voces indistintas] !¡Señorita Agoriuq!
Qué casualidad, pensaba llamarla esta misma semana.
Es un placer volver a verla.
¿Pero por qué?
¿Necesita algo?
Ah, no, no, en absoluto.
Es por mi marido.
Resulta que el ministro se ha puesto enfermo y han tenido que alterar el viaje.
Volverán a Madrid mucho antes de lo previsto.
¿Usted sigue necesitando la ayuda de mi marido - para su amiga?
- ¿Por qué no nos sentamos mejor en una mesa?
Me encantaría invitarla a un aperitivo.
- Como quiera.
- Por favor.
[voces indistintas] [música dramática] [Sira] !¡Doña Manuela, traigo buenas noticias!
!¡Por fin un golpe de suerte!
[Ignacio] ¿De verdad?
Cuéntanos, Sira, ¿cuáles son esas buenas noticias?
Vamos, niñas.
¿Qué pasa?
¿Que se te ha comido la lengua el gato?
¿Qué haces aquí otra vez?
Lo siento, Sirita, pero ya te advertí que mi ministerio pretendía llegar hasta el fondo de tus asuntos.
¿Tu ministerio?
Por lo menos reconoce que es un asunto personal.
¿Qué quieres?
¿Registrarme el taller otra vez?
No, no hace falta.
Con que me acompañes a comisaría será suficiente.
No hace falta que, que digan nada.
Hola, Ignacio.
Paquita.
¿Cómo está, mujer?
Con un marido comunista, suponía que estabas en la cárcel o algo peor.
Emilio murió en la guerra.
Y a mí no me han detenido gracias a doña Manuela y a Sira.
¿Paquita es la persona para la que me pedías ayuda?
Claro.
¿Y por qué no me lo dijiste?
Porque tenía miedo.
¿O acaso te extraña?
Paquita necesita librarse de su expediente y conseguir una documentación nueva para poder recuperar a su hijo.
¿De verdad vas a jugarte tu cómoda vida por ella?
El otro día me echaste en cara que era una egoísta.
¿Y sabes qué?
Que tienes razón.
Toda la razón del mundo.
Pero a lo mejor estoy a tiempo de ayudar a las personas a las que quiero.
Ayúdanos tú también.
Lo único que puedo hacer es la vista gorda.
Paquita, tienes 24 horas para salir de Madrid.
Pero si sigues aquí, tendré que arrestarte.
Y a vosotras también.
Por encubridoras.
[Paquita] Lo siento.
[música triste] Esto va a ser algo temporal, te lo prometo.
Paqui.
!¡Paqui, escúchame!
Que vamos a seguir luchando.
Yo voy a hablar con el marido de mi clienta en cuanto vuelva.
Mira, que yo voy a remover el cielo y la tierra, ¿eh?
Y si hace falta, voy a hablar con Franco.
Pero tú, al Elías, lo vas a recuperar.
¿Hmm?
¿Hmm?
¿Sí?
Y esto para el viaje, ¿eh?
Que te va a venir muy bien.
- No lo acepto.
- Anda ya, Paquita.
Venga.
Vamos ya para abajo que está el taxi esperando.
No puedo irme sin él.
Que no puedo.
Mi niño es lo único que me queda.
[sonido de campanas] ¿Y quién te ha dado permiso para entrar en mi habitación?
Paquita sigue aquí.
No se va a ir sin su hijo.
Os advertí que vendría a detenerla.
Pues, si te la llevas a ella, me vas a tener que llevar - a mí también.
- Y a mí.
Haz lo que tengas que hacer, Ignacio.
No te quepa la menor duda.
[música suave] Es el expediente.
¿El expediente?
Yo, de vosotros, lo quemaba cuanto antes.
[música suave] Tu nueva documentación, Paquita.
[Paquita] Gracias, Ignacio.
[Sira] Ignacio.
!¡Ignacio, espera!
[Paquita solloza] [música emotiva] No lo leeré, no me interesa.
Lo voy a desaparecer.
Paquita, Paquita.
Que se ha acabado todo.
[música emotiva] !¡Mamá!
[música emotiva] [Elías] Te he echado de menos.
[música emotiva] [Alan] No estoy acostumbrado a que me desobedezcan.
Confío en que no vuelva a mentirme.
No volverá a pasar, se lo prometo.
¿El tema de su amiga ha quedado solucionado?
Sí.
Todo ha salido bien.
Fue lo primero que Rosalinda me advirtió sobre usted.
Es muy leal con sus amigos.
Ese es su punto débil.
¿Le parece malo?
[Alan] En mi mundo, la lealtad es un arma de doble filo.
Espero que tener buen corazón no sea su perdición.
[charlas indistintas] No tengo mucho tiempo.
Es mi día libre y lo quiero pasar con mi familia.
No te preocupes, lo entiendo.
Muchas gracias.
Significa mucho todo lo que has hecho por mí.
Lo he hecho por Paquita, no por ti.
Ella siempre se portó muy bien conmigo.
Nos presentó en la verbena, ¿te acuerdas?
[ríe] Claro que me acuerdo.
Parece que fue en otra vida.
Es que fue en otra vida.
- Me tengo que ir.
- Espera un momento.
Necesito decirte una cosa.
Sobre lo que pasó entre nosotros.
Quiero que sepas que mi pecado me fue la penitencia.
No te quepa la menor duda.
Y quédate tranquilo.
Porque yo creo que he pagado con creces por lo que te hice.
Y, sobre todo, quiero que sepas que me equivoqué.
Ramiro no era ni la mitad de hombre de lo que eres tú.
Pero yo era una niña.
Y no supe valorar lo que tenía.
No sé cómo decírtelo porque no existen las palabras.
Pero si te sirve de algo, perdóname.
[charlas indistintas] Gracias.
No voy a volver a molestarte, te lo prometo.
¿Eso significa que le vas a decir a tu hombre que deje de vigilarme?
No sé a qué te refieres.
El hombre del coche que no para de vigilar mi portal.
Sira, yo nunca te he puesto vigilancia, te lo aseguro.
Me tengo que ir.
Adiós, Sira.
Adiós.
[música de suspenso] ¿Se puede saber qué es lo que está pasando?
Ya le he dicho que no lo sé.
Mire, cuando estuve en Tetuán, conocí a gente muy importante que me animó a que viniera a Madrid y montara este taller.
¿Y eso para qué?
[suspira] Para obtener información sobre lo que los alemanes hacen en España.
Luego, yo le paso esa información a los ingleses.
Ellos no quieren que España entre en guerra otra vez.
Siento mucho no habérselo contado.
Pero no podía.
Si quiere irse, lo entiendo.
Yo estoy contigo, hija mía.
¿Quién nos espía?
[música de suspenso]